sábado, 30 de octubre de 2010

Entre la lluvia y soledades


No ha dejado de llover. El golpeteo persistente del agua contra el domo produce un ruido seco y sombrío. Hace rato que no caen rayos; el último me dejó un zumbido del que no he podido desprenderme. En una tarde fría y densa un diluvio es todo lo que uno necesita para desplomarse. Cierro los ojos en busca de una intimidad ya innecesaria: las sombras cubren cada centímetro de la casa donde vivo solo desde que murió mi esposa, hoy hace tres años. Estar así me hace sentir seguro, me da la sensación de irrealidad propia de los sueños o las drogas, y cuya esperanza radica en hacerte creer que nada es cierto, que nada ha sucedido. Pero esta vez el subconsciente se derrumba y yo no pretendo seguir asido a un instante que no es ni volverá a ser mío. Aunque finjo dormir aquí en la sala, sigo en la habitación de al lado. Hace rato que la soledad al fin me convenció de disparar. Aún zumba en mis oídos el maldito disparo.

Imagen tomada de la red: Melancolía.

viernes, 22 de octubre de 2010

Ecos bajo el volcán


Con el atardecer como telón de fondo, dio comienzo el concierto: "Pink Floyd: Live at Pompeii". Tras un letargo de casi dos mil años, los antiguos moradores asomaron entre las ruinas. Sólo el canto de las míticas sirenas podría devolver el alma a sus cuerpos de ceniza. Ellos, esperanzados, acudieron al llamado.

Imagen tomada de la red, Pompeya.

jueves, 14 de octubre de 2010

Obra maestra


Luego de pasar varias semanas ante la hoja en blanco, el novel escritor agarró el papel y, cegado por la frustración, lo rompió en cientos de pedacitos que quedaron esparcidos por la habitación.

De sus manos temblorosas comenzaron a escurrir palabras ensangrentadas.


Imagen de Ángeles Agrela: Lección magistral de anatomía.

jueves, 7 de octubre de 2010

Ausencia


Como siempre al volver de la escuela se detuvo ante la puerta.
―Anda, ve y cuenta a mamá como te fue hoy ―invitó la abuela.
Dubitativa, la chiquilla atravesó la habitación repleta de aparatos y olorosa a medicinas, que nada le decían. Dejó en el suelo la mochila y se acercó a la cama.
―¡Tú no eres mi mamá! ―sollozó al sentir bajo sus labios el rostro inexpresivo y ausente de la mujer allí postrada. Después, incapaz de soportarlo más, salió corriendo.

Imagen, Aranza María: Autorretrato.

viernes, 1 de octubre de 2010

Intuición femenina*


La acarició y la besó antes de colocarla sobre la marca de los once pasos. Mujer al fin y al cabo, la pelota percibió lo falso de aquel acto y fue directa a los brazos del portero.

 
Imagen tomada de la red.
*Marina de Ficticia: segundo lugar, septiembre 2010.
Jurado: Carmen Simón.