lunes, 28 de febrero de 2011

Laberinto


A punto de ser devorado por la jauría de perros, desperté. Pero fue sólo para darme cuenta que en mi ausencia, ante las constantes quejas de los inquilinos ―yo incluido―, la casera había contratado los servicios de un exterminador de plagas.

Imagen de Stephanie Smith: Acteon and Diana.

sábado, 19 de febrero de 2011

Bajo las sábanas


Con la llegada de la joven y bella sirvienta, supe que mi primera vez sexual era cuestión de tiempo. Un mero formalismo, a decir de mis amigos. Oculto bajo un sueño falso, cada mañana esperaba con ansia el ir y venir de su culo gordo por la habitación; la blancura carnosa de sus muslos, el enigma por descifrar bajo las bragas translúcidas.
Un día, sin embargo, la muchacha no volvió. Al cuestionar al respecto a mi madre, dijo:
―La muy bruta no sabía lavar, ¡ve nomás cómo están de percudidas y agujeradas las sábanas! ¡Que dé gracias que no la demandé!
De aquella malograda aventura sexual, mi hermano Franco y yo aprendimos a lavar la ropa y a tender solos nuestras camas.

Imagent tomada de la red.

miércoles, 9 de febrero de 2011

En la ópera


Aún no se apagaban los últimos acordes de la orquesta y el auditorio, eufórico, prorrumpió en vivas y aplausos.
―¡Es un ángel! ―exclamó la Presidenta del Patronato de Damas Cultas por la Música.
―Es medio pescado ―afirmó tras bambalinas el gato, relamiéndose los bigotes.

Imagen tomada de la red.

jueves, 3 de febrero de 2011

Poner el alma en el juego


Cuando el Gacela se aisló por la banda izquierda, el León no dudó y fue tras él. Le cerró el paso en el córner, y aquel respondió con uno, dos, tres requiebres dignos de un acróbata chino. Se perfiló hacia la meta, pero el felino anticipó la finta y le asestó un par de golpes, derribándolo...

Ante la rechifla general, el León se encogió de hombros: nunca le quedó muy claro en qué consistía eso de jugar al fútbol.

Imagen tomada de la red.