Al contemplar las deplorables condiciones en que el Cielo se encontraba, el aspirante a santo comprendió por qué en la Tierra no se sabía de un milagro últimamente. ¡Y pensar que las agencias aún lo promocionaban como la mejor opción para vivir la eternidad!
Luego de una reverencia en la que depuso sus aspiraciones divinas, ofertó al diablo su devaluada santidad.
Imagen tomada de la red.