martes, 23 de abril de 2013

Aprendiz de hechicero*



Mientras espero que mamá salga de su visita al médico, un artículo de una revista trae a mi memoria un suceso que tenía olvidado. Tendría seis o siete años cuando acompañé a mamá al funeral de tío Arnulfo, su hermano mayor. Mientras la gente rezaba por el eterno descanso de su alma, yo preferí darme una vuelta por la vieja y misteriosa casona. Era conocida la afición del difunto por los gatos de angora, pero sobre todo por las máscaras de diablos que coleccionaba por montones, que no quise negarme la oportunidad de verlas de cerca y quizá llevarme alguna.
De vuelta al velorio, aproveché el receso de los rezanderos y plañideras para hacer mi entrada triunfal en la sala recitando un conjuro que había leído en Las aventuras de Tom Sawyer: “Diablo sigue al muerto; gato, sigue al diablo; verruga, sigue al muer…”. Una bofetada de mamá me hizo guardar silencio, impidiéndome con ello comprobar los resultados de aquella fórmula mágica, con que la quería obsequiar.
Hoy, cuarenta años después de aquel bochornoso suceso, mamá decidió visitar al cirujano plástico: la enorme verruga sobre su ceja derecha parece una coliflor a punto de estallar.


*Un breve homenaje a ese mi primer libro que leí: Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, regalo de mi hermano Javier.

jueves, 18 de abril de 2013

Verdades a medias



I
A su corta edad, Alan creía que la vida era como en el cine, que las balas de salva solo matan a actores como Brandon Lee. En cierta forma, Alan tenía razón: lo confirmó aquella madrugada cuando enfrentó a la policía.

II
El policía desenfundó y disparó sin pensar: en la academia le enseñaron que la vida no es una película, aunque a veces lo parezca.

III
La moraleja de la historia no fue encontrada en la escena del crimen. No se sabe si Alan tuvo tiempo de llevársela consigo; hay, sin embargo, quien señala que la hurtaron los socorristas de la Cruz Roja; en cuanto a sospechar de la policía, no sé si aquella le pudiera servir de algo.


Este micro participa en la propuesta Primavera de Microrrelatos Indignados, organizada por los blogs La colina naranja, Explorando Liliput, Pliegos volantes y Relatos de andar por casa.

martes, 9 de abril de 2013

Alas de albatros



Nada como un poema de Charles Baudelaire para un albatros que lucha sobre la cubierta de un barco de pescadores. Oda, réquiem, panegírico. Una vez remontado el vuelo, ¿qué importan marineros y poetas?

Imagen tomada de la red.


lunes, 1 de abril de 2013

Ariadna, tiempo después



Enamorada de Teseo, le dio una espada y una madeja de hilo de seda. Hoy mientras duerme en una cama vacía, sueña con la casta y bravura de su medio hermano.


Imagen tomada de la red.