jueves, 29 de enero de 2015

Las cincuenta cabezas de la hidra

Amigos: 

Con algunos días de retraso (por haber olvidado mi lap en un paseo, y hasta que alguien se condolió de mí y me prestó una para salir al paso en lo que la otra regresa), aquí les dejo esta entrada con libro Las cincuenta cabezas de la hidra, regalo a los lectores de Cuervos para tus ojos por mis cincuenta años de dar lata; la portada es del escritor y dibujante mexicano, radicado en Portugal, Sergio Astorga, y el diseño estuvo a cargo de Diana Hernández Meza, médico y escritora también mexicana. Espero que lo disfruten tanto como nosotros.


miércoles, 21 de enero de 2015

Hechizos


Un sapo culto llegó a ser presidente de un pequeño estanque. Una vez instalado en poder, dijo al Congreso que, en realidad, no era sapo, sino un príncipe encantado.
La bruja del cuento, que se hacía pasar por lideresa de su grupo parlamentario, aconsejó a los suyos no aventurarse en suertes de brujas malas; que lo mejor sería deshacer el Congreso y nombrar al sapo emperador, zar o lo que él quiera. “Después nos levantarnos en armas, lo derrocamos y le cortamos la cabeza. La historia nos recordaría como revolucionarios”.

Todos estuvieron de acuerdo y aceptaron beber la pócima que les ofrecía, aun los sapos encantados.

viernes, 9 de enero de 2015

No me amenaces


—¿Por qué lo golpean? ¡No se resiste!
—Mire, don, mejor no se meta.
Sostenido firmemente de los sobacos y del cinto por dos policías, el detenido levanta el rostro abotagado para ver quién lo defiende; en sus ojos, cerrados a puñetazos, solo hay oscuridad.
—Vámonos —ordena el jefe de los uniformados. Al pasar junto a papá, baja la voz—: ¿No entiende verdad? Más le valiera no meterse en donde no lo llaman.
—No es de hombres ensañarse con los indefensos.
—Ya nos veremos…
Papá regresa a mi lado y me estrecha con sus manos recias, todavía temblorosas.
—No llores. Recuerda que nunca debes permitir la injusticia.

Ayer enterramos a papá. En el pueblo, todos saben quién lo mató pero no hay testigos. No permitiré esta injusticia.


José Manuel Ortiz Soto, Cuatro caminos, BUAP, 2014.

martes, 6 de enero de 2015

Cuentas por saldar


Me atrincheré en la sala, la escopeta del abuelo entre las manos y la mirada yendo de la puerta de la calle al árbol de Navidad. Era tanta la adrenalina que corría por mis venas que ni bostezaba. A eso de las tres y cuarto de la mañana me pareció oír voces en la calle, pero nada ocurrió. En qué momento los Reyes Magos entraron y dejaron los juguetes frente a mi cara, no lo sé. Esta vez, tampoco me trajeron lo que les pedí, pero el próximo año lo pensaré mejor antes de desafiarlos.