jueves, 9 de noviembre de 2017

2 A quién le dan pan que llore [Acámbaro, Gto.]


A una seña del panadero, la niña entra en el local y toma la pieza de pan que le ofrecen, que guarda en una bolsa de plástico.
—¿Por qué no lo comes? —la cuestiona el buen hombre.
La chiquilla se encoje de hombros; responde con su vocecita frágil:
—Siempre hay alguien que tiene más hambre que yo.
Conmovido por las palabras de la mendiga, el viejo panadero ordena a su ayudante que triplique la caridad. Agrega, orgulloso:
—¡Un ejemplo que todos deberíamos de seguir, de vez en cuando!
Mientras tanto, a la vuelta de la “Panadería Acámbaro” media docena de perros callejeros gruñen, impacientes.

2 comentarios:

Guillermo Castillo dijo...

Las buenas acciones ilustran; los buenos textos enseñan.
Un abrazo.

josé manuel ortiz soto dijo...

Hola, Guiller. No hay más, aunque cada día son más pocas buenas acciones.
Saludos.