miércoles, 30 de marzo de 2011

A las carreras


Hace mucho que no corro maratón por considerarlo, a estas alturas, una chinga innecesaria. Diez… veinte kilómetros, se han vuelto mi especialidad. Corredores pasan a mi lado y los veo alejarse; los de categoría elite ya deben estar cruzando la meta. Siento sobre mí la mirada de la gente; quizá espera que arrase como en otros tiempos, pero ya no es lo mismo. Eso me incomoda. Busco al frente un niño, una mujer… cualquier espécimen que me reivindique. Hay muchos que sólo caminan, pero resultaría humillante considerarlos competidores. Entonces veo a un señor de playera amarilla: sesenta y nueve años a lo mucho, no muy rápido…  Acelero; siente mi presencia en su espalda e incrementa el ritmo de carrera. Así seguimos por casi tres kilómetros; estoy por olvidarme de él, cuando ―¡al fin!― lo veo llevarse las manos al pecho… Bueno, creo que aún tengo una oportunidad.

Imagen tomada de la red.

10 comentarios:

Esteban Dublín dijo...

Me sacaste una sonrisa de sorpresa.

Las Gemelas del Sur dijo...

La competitividad sobrevalorada a la humanidad. Asi van las cosas en el mundo.

Besos a pares.

Mónica Ortelli dijo...

jeje Pues qué negrura. Con ese tono tan formal del comienzo, nada hacía prever el giro final.
Muy buen micro, José.
Un abrazo

Pablo Gonz dijo...

Ay, José Manuel:
¡Cuánta gente va así por la vida!
Mis abrazos,
P

Lola Sanabria dijo...

Lo leo, lo releo y no lo alcanzo. Espesa, espesa estoy.

Besos con triple salto mortal.

josé manuel ortiz soto dijo...

Esteban: siempre es importante reñir. Un abrazo.

Gemelas: creo que donde haya al menos dos siempre habrá competencia.
Abrazos.

Debe ser porque me ha tocado ver o saber de personas que mueren en este tipo de eventos.
Un abrazote.

Pablo, y muchos los seguirán, eso es algo irremediable.
Un saludo.

No, Lola, más bien es un texto bastante ambiguo, que permite muchas interpretaciones; esa fue la idea desde el comienzo. Más bien, te lo encontraste de regreso.

Un abrazo.

su dijo...

Ups... lo primero que hice nada más leerte fue reírme, luego hasta me dió penita.

josé manuel ortiz soto dijo...

Su, no hay nada como la risa.
Un abrazo risueño.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Jeje, para mí el texto está clarito clarito. Me gustó el detalle de "sesenta y nueve años a lo mucho", creo que la frase es acertadísima.

Saludos.

josé manuel ortiz soto dijo...

Gabriel, la verdad es un texto abierto para darle la interpretación que sea: como una simple carrera o como la vida misma (a mí me recuerdó la película El maratón de la muerte (Marathon Man (1976)con Dustin Hoffman. Saludos.