sábado, 14 de septiembre de 2013

Acto de malabarismo


El chiquillo —la cara pintada, nariz roja, cuatro pelotas en las manos— espera el cambio de luz del semáforo y salta al arroyo de autos, aún en movimiento. Cuando arroja al aire la primera pelota, el tiempo se detiene. Por un momento creo que somos gránulos de arena en un desierto imaginario, aguardando a que alguien nos piense. 

Imagen tomada de la red

1 comentario:

Zchymczyk dijo...

He quedado perplejo ante ese instante de inmovilidad.