jueves, 24 de mayo de 2012

Un día al azar


El sol se derrite sobre la ciudad. Los autos avanzan lentamente sobre la avenida, por momentos parecen sumidos en un eterno letargo. Este no es un día normal, me digo y busco en la distancia los semáforos del crucero; quizá encuentre ahí el origen de esta tormenta de automóviles y de prisas que se abate sobre esta zona de la ciudad. El rojo, el verde y el amarillo, en su eterna sincronía con el tiempo, parecen ajenos a lo que sucede a su alrededor. Así no llegaré a ninguna parte, me digo y cierro la puerta del apartamento del que todavía no he salido.


Imagen tomada de la red.

viernes, 11 de mayo de 2012

El futuro suele ser incierto


Para Tony y Gaby, en su primer aniversario

Esa noche me esperaba en casa un hombre sumamente preocupado. Después de un día agotador,  mi ánimo no estaba como para volver a salir, y así se lo hice saber. El extraño me tomó de la mano y, apelando a mis sentimientos, habló del valor que tiene un animal para una familia pobre. Es la leche, los frijoles, el pan de mis hijos, sollozó.
—Ni creas que irás solo —dijo mi esposa, subiéndose a la camioneta.
 Hoy sé que la vaca sanó y que, en agradecimiento, los becerritos llevan nuestros nombres; que el conductor que nos chocó estuvo solo unos dìas en la cárcel  y que, ebrio como de costumbre, al salir de la siguiente curva perderá el control y caerá al abismo. Ahí estaré para acompañarle.

Imagen de Millet Campesinos durmiendo.