miércoles, 30 de marzo de 2011

A las carreras


Hace mucho que no corro maratón por considerarlo, a estas alturas, una chinga innecesaria. Diez… veinte kilómetros, se han vuelto mi especialidad. Corredores pasan a mi lado y los veo alejarse; los de categoría elite ya deben estar cruzando la meta. Siento sobre mí la mirada de la gente; quizá espera que arrase como en otros tiempos, pero ya no es lo mismo. Eso me incomoda. Busco al frente un niño, una mujer… cualquier espécimen que me reivindique. Hay muchos que sólo caminan, pero resultaría humillante considerarlos competidores. Entonces veo a un señor de playera amarilla: sesenta y nueve años a lo mucho, no muy rápido…  Acelero; siente mi presencia en su espalda e incrementa el ritmo de carrera. Así seguimos por casi tres kilómetros; estoy por olvidarme de él, cuando ―¡al fin!― lo veo llevarse las manos al pecho… Bueno, creo que aún tengo una oportunidad.

Imagen tomada de la red.

jueves, 17 de marzo de 2011

Vivir para contarlo


―El final no me convence. Busca otro ―dijo P.
Aquel juego, que en un principio le pareció harto gracioso, había llegado a un límite que A no estaba dispuesto a permitir.
―¡Si no te parece, hazlo tú, chingada madre! ―estalló.
En lugar de amedrentarse (como A esperaba), P. tomó su sitio ante la computadora y comenzó a teclear.
―No me gusta que estés aquí pegado… ―señaló la cafetera, el periódico del día, un paquete de cigarros junto al cenicero rebosado.
A cada palabra que P. escribía en la pantalla, la desolación de A era más profunda. Al cabo de un rato lo escuchó decir:
―Aquí tienes, lee:
―“… cuando el personaje protagónico (al que llamaremos Pierre) exigió al autor hacer valer sus derechos, éste supo que no podía seguir así y, en un acto de valor y amor propio incuestionables, se pegó un tiro en la cabeza. Hoy sus detractores justifican su suicidio pues aseguran que no tenía más que decir…”

Imagen tomada de la red.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La voz


Dueña de un cuerpo tentador ―adonde iba levantaba comentarios―, nunca le importaron las lecciones de solfeo. Hoy desafina en locales de mala nota.

Imagen tomada de la red.