No vio el agujero enorme que
había delante de él y cayó los tantos metros maldiciendo la falta de alas. Cuando los
paramédicos arribaron al lugar, el hombre ya había muerto. La familia demandó
al Municipio, que se lavó las manos con un documento del gobierno anterior. Ahí
constaba que el socavón entre las calles Paso de Gato y Saltapatrás fue resanado por Obras y Servicios S. A. de C. V. Citado a declarar, el director de
la empresa concesionada manifestó que efectivamente, el agujero al que se hacía
referencia en el escrito, no existía. Y para que no quedara duda, mostró las
fotografías que avalaban sus palabras. Al ser cuestionado sobre la calidad del
material utilizado, agregó que si el hoyo se volvió a abrir fue porque el Municipio, al
retrasar los pagos correspondientes, permitió que la temporada de
lluvias se les viniera encima. “Además, aquella fue una temporada atípica”.
Cuando el difunto llegó al Cielo, le entregaron en compensación una disculpa y un par de alas de
primera.