Como ya estarás imaginando, he leído tu libro varias veces. Porque es un
placer.
Para hacerle
justicia a Las metamorfosis de Diana
debiera escribir a mi vez otro libro, a
la par del tuyo, comentando micro por micro. De modo que me ceñiré a los que
juzgo IMPRESCINDIBLES, así, con mayúsculas.
“Prefacio” me conmocionó, “dio en la diana” de mis emociones. Y aunque
suene presuntuoso me animo a anticipar que dará siempre en el centro de los
sentimientos de cada lector. ¿Acaso hay un adulto que no haya experimentado el
horror de la secuencia tormenta – caos – silencio – rutina implacable?
“Después del naufragio”, además de estar escrito de un modo impecable,
me deja un regusto amargamente familiar: la caja de la rutina que mencionaba en
el párrafo anterior. Sin importar que estemos o no conscientes de ella; o
cuántas tormentas hayamos pasado, de qué intensidad o duración.
Enorme acierto abrir el libro con estos dos micros, amigo.
El resto de la primera parte se lee con sonrisa doble: muy buenos micros
escritos con una intención lúdica. Con intención lúdica te respondo que “El
burrito que no quería estudiar” parece escrito por un argentino.
Cerrar con “Génesis” es otra de las genialidades que regalás con tu
libro.
La segunda y tercera parte son mis favoritas. Me gustaría haber escrito
esos micros, por suerte un amigo ya lo hizo por mí.
De todos modos quisiera destacar la belleza de “La última musa”, la
melancolía de “Despojos”, la agudeza de “Ruptura”,
la picardía de “Las tentaciones de Penelopea”… y así podría seguir hasta el
fin. Si no lo hago es porque creo que ya establecí mi punto.
De “Los círculos del Paraíso” me bastará decir que “Génesis según…” es
una exquisitez. “Inmemoriam” y “Los círculos del Paraíso”, hiperbreves que
debieran dictarse en las escuelas para que los estudiantes tomen consciencia de
lo profundo que puede llegar a ser el mundo del microrrelato en manos de un
buen escritor. “Despejando dudas” es un canto a la imaginación (pero eso vos ya
lo sabés, no por nada se lo dedicás a Camila Ixchel). No quiero despedirme de
esta tercera parte sin aludir a “Desembarco”,
una emoción de micro que fue el que elegiste para la antología de Talentura.
¿Cómo olvidarlo?
Y como para ser estas palabras nada más que unas líneas breves y
humildes ya me estoy excediendo demasiado,
no quiero despedirme sin comentarte, una vez más, que “Pasos” es uno de los
mejores micros que haya leído jamás. Si Miguel Ángel sacó del mármol todo lo
que no era Moisés, vos tomaste una novela y extrajiste todo lo que no era una
obra de arte, y te quedó esta joya.
Mi enhorabuena por este nuevo libro. Y un gracias grandote y redondo
como un sol por tu gesto tan generoso, de extrema confianza: enviarme el
borrador de un libro que está por salir a imprenta. Me siento muy honrada.
Cariñosamente
Patricia