martes, 28 de diciembre de 2010

Santidad


Al contemplar las deplorables condiciones en que el Cielo se encontraba, el aspirante a santo comprendió por qué en la Tierra no se sabía  de un milagro últimamente. ¡Y pensar que las agencias aún lo promocionaban como la mejor opción para vivir la eternidad!
Luego de una reverencia en la que depuso sus aspiraciones divinas, ofertó al diablo su devaluada santidad.

Imagen tomada de la red.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Ascensión


El hechicero acaba de morir. Los jóvenes varones de la tribu reclaman para sí la vacante. Según milenaria tradición, el elegido será aquel que devuelva al viejo y carcomido rostro del difunto la juventud perdida.
Tras cada intento fallido, uno a uno los aspirantes son sacrificados. Ungido con la sangre derramada en la hecatombe, un nuevo y apuesto hechicero resucita.

Imagen tomada de la red.

sábado, 11 de diciembre de 2010

De oficio*


Buscó en su cara un gesto, un parpadeo... un signo cualquiera que la ayudara a reconocer en aquel desconocido al hombre que esperaba. Pero el muy bastardo seguía sin aparecer, y ella cobró el servicio.


*Seleccionada, junto con otros cuatro textos, ganadora en el mes de octubre en la Marina de Ficticia,
Jurado: Joel Dávila Gutiérrez.
Imagen: Natalie.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Nocturnal


Apartó de su rostro jirones de pelo humedecido y buscó la luna, la encontró desvanecida tras un cúmulo de nubes casi blancas. Un estertor de olas resquebrajadas alcanzó a su cuerpo, salpicándolo de espuma. Ante la imposibilidad de morir dos veces, Alfonsina cerró los ojos y aguardó a que terminara de subir la marea.

Imagen de Ana Pasarin: Homenaje a Alfonsina Storni" (1988).

sábado, 27 de noviembre de 2010

Gaceta del ángel


A la memoria del siempre Puma Germán Dehesa.

Se detuvo en el puesto de revistas. Contra su costumbre, el viejo dependiente esta vez no sacudió ni dobló el diario por mitad, en esa maniobra que a él le parecía absurda e innecesaria. “No tengo cambio, jefe”, rechazó el billete de cien pesos. “Ahí será mañana”.

Dejó atrás el parque con sus corredores matutinos y entró en el café De los murmullos, que extrañamente se hallaba casi vacío. El maître lo acompañó hasta un sitio junto a la ventana; la mesera trajo la canastita con el pan de dulce y sirvió el café. “Por el momento sólo esto”, se anticipó a la sonrisa de la joven dispuesta a tomar la orden.

Comenzó a leer el periódico por la última página, en la sección de deportes. Su equipo, los Pumas de la Universidad Nacional, disputarían por la noche la final del campeonato. Un presagio se instaló en su cabeza: mañana a esta hora, en este mismo sitio, estaría leyendo y celebrando el triunfo de los suyos. Sorbió el café caliente como le gustaba, pero no lo sintió, no le supo ni olió a nada. ¡Sólo la emoción de una nueva estrella en el escudo universitario era capaz de alterar tanto su vida, incluso sus sentidos! En la sección de Ciudad fue directo a la primera página para revisar, como hacía cada mañana, su columna Gaceta del ángel. Leyó en silencio: “Pedimos a Dios por el descanso eterno de nuestro querido amigo y compañero, Germán Dehesa, que el día de ayer falleciera víctima del cáncer…”. El periódico comenzó a desaparecer entre sus manos.

Imagen tomada de la red: Germán Dehesa.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Destiempo


—¿Qué tengo, doctor?
—Se lo he dicho ya diez veces: padece de personalidad múltiple.
—¡Pero si yo acabo de llegar!
—Qué extraño, juraría que son el mismo

Imagen tomada de la red

domingo, 14 de noviembre de 2010

In memoriam


Sin el último caballero andante rondando por ahí, los molinos de viento dejaron de esconderse tras su tierna apariencia de gigantes.

Imagen de Carlos de Haes: Dibujo de un molino de El Toboso, 1865.

sábado, 6 de noviembre de 2010

La última musa


Llegaba antes de que el sol comenzara a calentar las sombras de los árboles, y se sentaba en una de las  bancas alrededor de la fuente de la Madona. Para algunos era un loco inofensivo; para otros, un extraño detenido en el tiempo. Pero no lo era para las ardillas que le caminaban encima como por un árbol; tampoco para los esquivos y juguetones colibríes que aleteaban ante su pelo largo y enredado. Y menos para las confianzudas lagartijas que se aventuraban dentro del costal de lona que traía siempre con él.

Desde su informe base de mármol, sucia y enlamada, sólo la vieja estatua sabía que el hombre estaba ahí por ella. Que el otrora joven escultor, aguardaba el último lapso de inspiración que le permitiera concluir su obra. Después podría partir en paz.


Imagen de Fabián Ortiz Soto, Sin título.

sábado, 30 de octubre de 2010

Entre la lluvia y soledades


No ha dejado de llover. El golpeteo persistente del agua contra el domo produce un ruido seco y sombrío. Hace rato que no caen rayos; el último me dejó un zumbido del que no he podido desprenderme. En una tarde fría y densa un diluvio es todo lo que uno necesita para desplomarse. Cierro los ojos en busca de una intimidad ya innecesaria: las sombras cubren cada centímetro de la casa donde vivo solo desde que murió mi esposa, hoy hace tres años. Estar así me hace sentir seguro, me da la sensación de irrealidad propia de los sueños o las drogas, y cuya esperanza radica en hacerte creer que nada es cierto, que nada ha sucedido. Pero esta vez el subconsciente se derrumba y yo no pretendo seguir asido a un instante que no es ni volverá a ser mío. Aunque finjo dormir aquí en la sala, sigo en la habitación de al lado. Hace rato que la soledad al fin me convenció de disparar. Aún zumba en mis oídos el maldito disparo.

Imagen tomada de la red: Melancolía.

viernes, 22 de octubre de 2010

Ecos bajo el volcán


Con el atardecer como telón de fondo, dio comienzo el concierto: "Pink Floyd: Live at Pompeii". Tras un letargo de casi dos mil años, los antiguos moradores asomaron entre las ruinas. Sólo el canto de las míticas sirenas podría devolver el alma a sus cuerpos de ceniza. Ellos, esperanzados, acudieron al llamado.

Imagen tomada de la red, Pompeya.

jueves, 14 de octubre de 2010

Obra maestra


Luego de pasar varias semanas ante la hoja en blanco, el novel escritor agarró el papel y, cegado por la frustración, lo rompió en cientos de pedacitos que quedaron esparcidos por la habitación.

De sus manos temblorosas comenzaron a escurrir palabras ensangrentadas.


Imagen de Ángeles Agrela: Lección magistral de anatomía.

jueves, 7 de octubre de 2010

Ausencia


Como siempre al volver de la escuela se detuvo ante la puerta.
―Anda, ve y cuenta a mamá como te fue hoy ―invitó la abuela.
Dubitativa, la chiquilla atravesó la habitación repleta de aparatos y olorosa a medicinas, que nada le decían. Dejó en el suelo la mochila y se acercó a la cama.
―¡Tú no eres mi mamá! ―sollozó al sentir bajo sus labios el rostro inexpresivo y ausente de la mujer allí postrada. Después, incapaz de soportarlo más, salió corriendo.

Imagen, Aranza María: Autorretrato.

viernes, 1 de octubre de 2010

Intuición femenina*


La acarició y la besó antes de colocarla sobre la marca de los once pasos. Mujer al fin y al cabo, la pelota percibió lo falso de aquel acto y fue directa a los brazos del portero.

 
Imagen tomada de la red.
*Marina de Ficticia: segundo lugar, septiembre 2010.
Jurado: Carmen Simón.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Náufragos


El olor de la brisa marina sacó al pintor de su ensimismamiento. Intrigado miró el boceto de la barcaza en que trabajaba, pero de inmediato desechó la idea por absurda. Un ruido de gaviotas y cláxones al otro lado de la ventana lo hizo levantarse de su sitio para ver qué sucedía. ¡Esto no es cierto!, gritó al reconocer el barco que rondaba su cabeza, encallado en medio de la Plaza Principal del pueblo, a novecientos cincuenta kilómetros del puerto más cercano.

Los fuertes golpes en la puerta de su habitación no dejaban duda de a quién buscaban.

Imagen de Fabián Ortiz Soto, portada de mi libro réplica de viaje (poemario).

domingo, 19 de septiembre de 2010

Promesa incumplida

 
Cuando el irreverente músico se quejaba de no tener tiempo de cambiar su vida, la tierra se cimbró y, en segundos, quedó sepultado bajo los escombros de la ciudad, junto a decenas de miles de personas.

El tiempo ha continuado su curso inconmutable, pero Dios no sabe todavía cuánto más necesita para cumplir a todos la promesa de resurrección que hiciera sólo a uno.

Imagen tomada de la red, Rockdrigo González, autor de la canción Metro Balderas y No tengo tiempo... (de cambiar mi vida). Fallecido el 19 de septiembre de 1985, durante el terremoto de la Ciudad de México.

martes, 14 de septiembre de 2010

Naturaleza muerta


Ella no era la misma, y yo lo sabía. Iba por la casa con ojos que no acababan de mirar. Y entre la incomodidad de sus largos silencios, a veces asomaba amenazante su rechazo a seguir viviendo. Sería con la llegada de los vientos alisios, sin embargo, cuando comenzó a desmoronarse. Incapaz de soportarlo, esperé el siguiente ventarrón y me fui tras ella.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

sábado, 4 de septiembre de 2010

Oscura obsesión

Tejió en el marco de la ventana la mejor de sus telarañas. En ella cayeron pájaros de plumas coloridas, serpientes esquivas y hasta montones de gatos curiosos que rondaban la casa abandonada. Sólo la luna pasa tan oronda entre los hilos de seda para mirarse y juguetear en el espejo del ropero. Pero la viuda no pierde la esperanza de atraparla, y menos después de haber probado la carne blanca de un ángel trasnochado.

Foto de Anastacia, Telarañas.

sábado, 28 de agosto de 2010

Floración


Despertó sobresaltada. En su sueño iba desnuda por la calle seguida por una turba de chicos, colibríes e insectos. “¡Qué absurdo!”, se dijo al sopesar lo inverosímil de la historia, y se metió a la ducha. Mientras el agua fría arrastraba los últimos remanentes de sopor, Diana vio con asombro cómo, al contacto de las manos jabonosas, los minúsculos botones de sus senos comenzaban a abrirse.

Esa mañana camino de la escuela, la joven exhibía orgullosa sus fragantes alcatraces.

Imagen de Diego Rivera: Desnudo con alcatraces.

viernes, 20 de agosto de 2010

Naturaleza viva

―La vida aquí no es fácil ―musitó el árbol más sabio de la isla y mostró a los visitantes sus oscuras cicatrices―. Si no son los temblores que retuercen la tierra desde las entrañas, es la montaña con sus vómitos ardientes o el océano con sus olas devastadoras. Debemos aceptarlo, la Naturaleza es voluble.

Tras escuchar al viejo cedro, los náufragos elogiaron su sapiencia. No podría haber mejor canoa para llevarlos de regreso al continente.

Imagen tomada de la red.

viernes, 13 de agosto de 2010

El diván



El terapeuta observó como el paciente mudaba del verde al amarillo; del azul turquesa al rosa mexicano; del negro a un gris plomizo… Ahora mismo iba en camino de volverse invisible.

—Nada nuevo ―garrapateó en el expediente―: está en su naturaleza camaleónica.

—¡A otro loco con ese cuento, doctor! ―vociferó ofendido.

En ese momento era el monstruo de Gila.

Imagen tomada de la red: Sigmund Freud: El diván para todos.

viernes, 6 de agosto de 2010

Polvo*



Mientras su cuerpo se resquebrajaba entre mis manos, era tarde para sopesar los riesgos de amar a una mujer de barro.


*Segundo Lugar de Junio 2010, La Marina de Ficticia.

sábado, 31 de julio de 2010

Biografía


La mañana del 23 de junio de 1959 tras la exhibición de la película Escupiré sobre vuestra tumba (de la que era guionista), muere a los 39 años de edad en el Hospital Laennec en París, el ingeniero, trompetista y crítico de jazz, cantante, compositor, productor, traductor, actor, dramaturgo, patafísico, poeta, novelista, dibujante… Boris Vian.

―Eran demasiadas vidas para un cuerpo frágil y enfermo; y claro, su corazón no resistió ―explicó el médico de guardia a un inexpresivo Vernon Sullivan, quien, fiel a su creador, hoy sigue por el mundo con las novelas que escribían juntos.

domingo, 25 de julio de 2010

Reincidente*


A Noé Villegas, para quien el cielo es más que una fantasía.

Cuando el águila vio al globo aerostático caer, la esperanza de asistir a una mítica proeza se perdió entre las aguas embravecidas del mar Egeo.
Lamentablemente, Ícaro había fallado otra vez en su intento de acercarse al sol.

*Primer premio, junio 2010, minificciones.com.ar
Imagen de Alejandro Gelaz

sábado, 24 de julio de 2010

Premio Dardo y Blog de Oro

El escritor Gabriel Bevilaqua, de El elefante funambulista, tuvo a bien distinguir a Cuervos para tus ojos, y otros nueve blogs, con el Premio Dardo y Blog de Oro. De la misma manera, otorgo el premio recibido a diez blogs a los que acudo regularmente y aprovecho la oportunidad para rendir un breve homenaje a dos autores ya fallecidos, pero que nos dejaron su legado.
Para continuar con nuestra labor cultural y de convivencia, he aquí los blogs seleccionados alfabéticamente:


lunes, 19 de julio de 2010

Pensionado

En momentos que la ciencia ―a través de inseminación artificial y clonación― ha tomado el lugar del Espíritu Santo, y luego de una vida laboral larga y ajetreada, Dios ha considerado seriamente renunciar a la Santísima Trinidad. Con hacerla de Diablo y engañar a los mortales ya tiene bastante.

Imagen deYuri Borovitski: Ex libris - David Woodruff .

domingo, 11 de julio de 2010

Despojos


Abrazado al cuerpo exangüe de Patroclo, Aquiles lamenta el momento en que dejó la lucha contra los troyanos. Llora y se derrumba en el vacío del lecho que llenaron juntos. Desamparado, el valeroso Aquiles no es más que aquella mujer que el astuto Odiseo trajera de la corte del rey Nicomedes.

Imagen de Miguel Condé: La muerte de Patroclo.

domingo, 4 de julio de 2010

Despejando dudas


A manera de bienvenida para la pequeña Ixchel

―Era una noche calurosa, embelesada por la luna dormí con la ventana abierta. Meses después naciste tú.

La niña sacó la cabeza de entre las manos de mamá que la peinaba, y la miró tiernamente.

―¿Entonces mi papá es la luna? ―balbució emocionada.

―Claro que no, mi amor. Ella era alcahueta. Debe ser el fauno que a veces merodea por el jardín ―acaricia los cuernecillos incipientes que estorban su peinado, el pelo hirsuto de su pequeña―. Pero basta de charla que llegarás tarde a la escuela.


Imagen: J. M. Ortiz Soto, La pequeña Camila Ixchel en su primer día.

domingo, 27 de junio de 2010

Las tentaciones de Penelopea*

Buscó entre la madeja de cuerpos enlazados a Odiseo ausente, pero encontró el suyo propio y cedió a las sensaciones de tantas bocas y tantas manos juntas.

*Ganador del concurso de abril 2010, Marina de Ficticia.
Imagen: Alejandro Zenker:

sábado, 19 de junio de 2010

Bandeja de plata*


Cubierta apenas por la transparencia vaporosa del velo de seda, Salomé se contonea grácil y sensual. Percibe su cuerpo mancillado por miradas desbordadas de deseo, ávidas manos que la alcanzan y se funden al contacto de su intimidad; siente el fuego de una lengua que lame persistente su entrepierna. “¡Juan!”, susurra, gime entre la marejada de contracciones que la inunda…

Un rato después, Herodes, el viejo lebrel afgano que rompiera el cuello a su difundo esposo, devora complacido su ración de croquetas.

Imagen: Danza del vientre-diamante, tomada de la red.

sábado, 12 de junio de 2010

Oráculo


Ante la innegable certeza de estar muerto, lo único que él hizo fue vivir su muerte.

Imagen: Los dioses escuchan X, Cosme Proenza

miércoles, 2 de junio de 2010

Las manos en la masa

—¡Eres un desgraciado, Manolito! ¡Mira que engañarme con esta mosca muerta que se decía mi amiga!

Avergonzada, la mano izquierda se escurrió bajo la manga.

Imagen: Marcelo Aurelio.

domingo, 23 de mayo de 2010

Romeo y Julieta

El libro fue a estrellarse contra el cristal de la ventana, que aguantó firme el impacto. Cuando el tintinar de vidrios rotos no fue más que un temor sin fundamento, el bibliotecario abandonó su sitio en el sillón y contempló satisfecho su obra.

—No siempre se tiene tan grande honor –levanta del piso el  viejo libro a medio despastar-: ser un par de moscas haciendo el amor y morir aplastadas por William Shakespeare.

Imagen: William Shakespeare en el piso, J. M. Ortizs Soto.

sábado, 15 de mayo de 2010

Un burrito que no quería estudiar

No hace mucho tiempo existió un burrito pardo de enormes orejas y el mal hábito de jugar en exceso. Cuando el animal estuvo en edad escolar, su emocionado padre lo conminó:

—Oye bien borrico: ya es tiempo de que asistas a la escuela, pues un animal que no sabe leer ni escribir es bestia sin provecho.

El pollino rebuznó contrariado, veía en el comienzo de las clases el final de sus largas correrías por los campos, donde comandaba una manada de inquietos y flojos borricos como él; trató de convencer a su progenitor de lo inadecuado del estudio para un asno, aseguró que ni el mejor maestro normalista sería capaz de recortar con enseñanzas un milímetro a sus enormes orejas, símbolo indiscutible de la pesadez de cerebro que caracteriza a su raza.

—¡Jijo, jijoooooooo! estalló el padre furioso, para quien no existe réplica que valga cuando se habla de algo tan serio como el futuro de un hijo querido-. Las orejas no las despuntará maestro alguno, desdichado animal, pero no es lo mismo ser burro de recua que va por la vida con el lomo pelado, que burro respetable de un bufete jurídico.

Y a punta de coces condujo al chiquillo hasta el colegio.

Con el devenir de los años, aquel joven borrico que no quería estudiar llegó a ser magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Imagen: Asta su abuelo, Francisco de Goya.

viernes, 7 de mayo de 2010

Insomnio

Se llamaba Gregorio S., pero nada tenía que ver con Franz Kafka. Su educación fue autodidacta. Gracias a las charlas de estudiantes e intelectuales que lo frecuentaban, conoció la vida y obra del escritor checoslovaco. Por voz de un reconocido cineasta, admirador de Orson Wells, siguió a Joseph K. en su vía crucis por la pantalla. Pero su vida nada tenía que ver con un artista exhibido en una jaula, una cucaracha que añora su pasado humano y menos con un tipo inocente, inexorablemente condenado. Sin embargo, si le hubieran permitido elegir, con gusto habría aceptado ser otra cosa, porque ser retrete y sufrir de insomnio, es terrible.

martes, 27 de abril de 2010

Génesis


A sus pies el mundo era una mierda, por el lado que lo viera. ¿Tenía sentido hacerlo redondo nuevamente? El escarabajo dijo que sí y continuó empujando el pedazo de excremento.

lunes, 12 de abril de 2010

martes, 6 de abril de 2010

domingo, 28 de marzo de 2010

jueves, 25 de marzo de 2010

lunes, 22 de marzo de 2010

Hijo de puta

A sus ojos, aquella mujer era una santa.


Imagen: Homenaje a Toulouse-Lautrec, Chaz Maviyane-Davies

martes, 16 de marzo de 2010

Diálogo

—PUEDE PARECERTE UNA locura, lo sé, pero estoy feliz de perder contigo la razón –respondió la imagen reflecta en el espejo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Reciclar

RESURGIDO DE LAS cenizas de sus cenizas, el fénix sacudió las alas antes de morir unos segundos.

martes, 2 de marzo de 2010

Conversación a solas

LA OSCURIDAD ERA una mancha espesa; el frío de la madrugada, un dolor de huesos. Tiritó y su cuerpo fue un agudo castañeo de matraca. Si no abrió los ojos fue porque, simplemente, hacía tiempo que las larvas dieron cuenta de ellos. Nunca se sintió tan sola; a su alrededor no quedaba rastro del último gusano que la acompañaba. La muerte es una mierda, suspiró; si tuviera la oportunidad de morir otra vez pediría ser incinerada.
Arropadas por su propio silencio, las cenizas seguían pensando.

domingo, 21 de febrero de 2010

Un crimen

EN LAS SOMBRAS de la noche maté mi comprensión. La ahogué en la oscuridad, cuando todos dormían, para que nadie presenciara tan horrendo crimen. Mas temiendo que pudieran penetrar mi sueño, convoqué fuerzas terribles para que el mundo enloqueciera y creyera todo perfecto, como alguna vez debió ser.
La confusión reinó; la ignorancia creció a plenitud.
Después no supe más, porque yo -como el humano que todavía soy- seguí al mundo con lealtad y perdí el juicio también.

viernes, 12 de febrero de 2010

El eclipse

ES LA SOLEDAD que le oprime el pecho. El cerebro, abstraído, no consigue pensar con claridad. Todo parece irreal como en la trama de un sueño, como una imagen distorsionada en el espejo, como partes de un tiempo que jamás fue el tuyo. Encuentra ajena su presencia -su cuerpo mismo no le pertenece-, cuerpo y mente semejan entidades separadas que incapaces de atraerse, se repelen. Ignora si está vivo o si ya ha muerto, o cuál es la frontera que separa ambas entidades. Quiere moverse, pero no puede, lo aferran fuerzas invisibles; es como una estatua que aguarda.
Hace rato su cuerpo comenzó a perder calor: la temperatura ha descendido por debajo de los cero grados; los antiguos sentimientos se cristalizan en la memoria como pedacitos de hielo, a veces punzantes. Los últimos vestigios de su naturaleza humana desaparecieron sin dejar rastro... y ahí está él, tendido sobre el piso de la sala: una cosa abandonada, un trozo de materia imposible de clasificar; un ente más en el proceso incontenible de la involución humana.

sábado, 6 de febrero de 2010

Funeral en la tarde

FUE HACIA EL tercer día de muerto que Santiago Pompa comprendió que su vida había sido tan inútil como estúpida. Es cierto que vivió al ritmo de vida que él mismo se impuso, pero antes de darse cuenta su cuerpo estaba maltrecho como carcacha cuyo único destino es el deshuesadero. Una tarde, simplemente, sintió una fuerte punzada que atravesó su pecho y el instinto le dijo que aquello no podía ser otra cosa más que la muerte. Quiso gritar –tal vez gritó- pero el nudo ciego alrededor del pecho alcanzó su garganta; en  segundos la lengua se volvió una masa espesa y rebosante que buscaba salir por cualquier lado. Un chorro de lágrimas ácidas abotagó los ojos. Antes de cerrarlos para siempre, dio una última mirada al Grito de Eduar Munch y se vio reflejado como en un espejo empañado (al principio brilloso, luego opaco, al final grisáceo). Para entonces la molestia había cedido, ya nada le dolía, y supo que estaba muerto. No sintió deseos de maldecir –quizás por miedo a la eternidad o al infinito abierto en su vida, o mejor dicho, en su muerte- o de renegar de su perra suerte. Del funeral no quiso saber nada, por compromiso debió asistir a muchos y en este momento lo último que habría querido es asistir al suyo, ver a su madre y a su esposa desgañitadas y aferradas a su féretro (como si con el espectáculo brindado a la concurrencia pudieran revivirlo). Aceptó el sepelio con una mansedumbre y valentía que desconocía en él, que jamás creyó poseer. "Mi más sentido pésame", escuchaba a su alrededor como un eco interminable, pero ni siquiera la voz tersa de Perséfone Santiago, su secretaria, consiguió hacerlo abrir los ojos. "¡Es un culo de vieja!", reconoció arrastrado por el calor y la pasión de las tardes que pasaron juntos en la oficina o el motel Olimpo allá por la carretera a Silao. Sí, extrañaría su sexo, la suculencia de sus senos abundantes, su voracidad oral, pero sobre todo los gemidos estridentes que lo hicieron aparecer ante los vecinos de cuarto como el amante fogoso que quizás ellos no eran. Siempre lo hizo sentir superlativo, un garañón, un verdadero cabrón hijo de puta… y por eso le estaba eternamente agradecido. "Mi más sentido pésame, señora Santiago, por su irreparable pérdida", escuchó de nuevo jadear aquella voz encima de la caja, provocativa, impulsando a sus manos de aire ir en busca de sus genitales, propalando la excitación que, imaginaria, ya no tenía por qué estar ahí. "¡Pinche vieja cachonda levantamuertos!" Sin embargo, fue el barullo de su hija Ariadna lo que más lo inquietó. "¡Papá! ¡Papito! ¡No te vayas!", retumbaba su vocecita, en una mezcla de llanto espontáneo y desesperación incontrolada. Saber que era por él tan terrible sufrimiento hizo que una nueva punzada le pinchara el pecho. Tratando de ser valiente se dijo que era mejor así, pues cuando uno se va de la vida, se va, no hay vuelta atrás; nada de medias tintas. Resignación y valor, y afrontar lo que viene. O al menos así lo creía hasta que llegaron al Panteón Municipal y se sintió flaquear, supuso que había aguantado mucho, que tal vez hubiera sido catártico llorar un poco, dejar en libertad el cúmulo de sentimientos y emociones contenidos, porque se quiera o no reconocer, un funeral es mucho para un solo muerto y, la mera verdad, ya no estaba seguro de poder aguantarse. Y así fue: cuando Santiago Pompa al fin abrió los ojos, se encontró rodeado de una oscuridad férrea y sofocante; trató de gritar pero no tenía voz; quiso moverse pero no pudo. Entonces supo que no estaba dentro de un ataúd en su tumba, sino que eran sólo sus cenizas comprimidas por la urna.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Equivocación

No era  la mujer del sueño la que me despertó,  era tan solo una curiosa que andaba por ahí soñando también.

jueves, 28 de enero de 2010

Tentación


Un día, hasta mí llegó el demonio y con voz melosa me dijo:
 —Hermano, tú que has renegado de Dios, ¡venga un abrazo!, y di sin temor qué quieres para tu vida.
Creyendo que el Maligno buscaba la forma de ganarse mi alma, guardé silencio. Pero él, que todo lo sabe, leyó mi pensamiento:
—¿Acaso ves en mis palabras ocultas intenciones? ¿Te preocupa tu alma? Puedes estar tranquilo, es tuya, sólo a ti te pertenece. ¡Ay, mi amigo! ¡El humano y sus temores!
Conociendo sus eternas asechanzas, me escuché decir:
—¿Qué deseas de mí, Satán?
El maligno esbozó una mueca.
—Yo, querido hermano, tu razón vengo a adorar. Por eso mi insistencia: ¿Qué quieres para tu vida?
—Para mi vida, sólo quiero mi vida —respondí.
Desde entonces, luego de librarme de Dios y el Paraíso, hoy estoy a salvo de Satán y su Infierno.

lunes, 25 de enero de 2010

El abrazo

LUEGO DE HACER el amor nos estrechamos largamente, como faltos de cariño, aceptando que siempre estuvimos solos.
Después de todo, sólo era Auguste Rodin jugando con el mármol a ser Dios .

viernes, 22 de enero de 2010

Espera

SIEMPRES SUPE QUE vendrías pero no sabía cuándo. Por desgracia a veces debo cumplir con obligaciones tan banales como salir a pagar el recibo de la luz o del gas, ir a la Tesorería por lo del impuesto predial o el agua… Del teléfono mejor no hablo, ya no recuerdo ni cuándo lo cortaron. Creerás que no sé que la gente murmura de mí, que hay vecinos que se acercan disimuladamente a mi puerta en busca del característico olor de la putrefacción y que, al no encontrarlo, se apartan desilucionados. ¿Pero qué se puede hacer con los demás cuando uno mismo es incapaz de tomar el control de su vida? (¿Molestarse? ¿Informar a la Administración? ¿Levantar un acta por acoso visual u olfativo?) Al menos reconozco que si no me alcanzó para ser hijo o hermano aceptables,  mucho menos habría servido para ser buen padre. La otra tarde… (¿O quizá era de noche? ¡En esta penumbra pierdo fácilmente la noción de la realidad! Además, ¿qué demonios es la realidad?... Mejor ahí la dejamos.), la otra tarde, te decía -¿o me lo decía yo mismo?-, no sé por qué arte o medio supuse que vendrías, que no eras sólo una ilusión rondando mi cabeza, un trozo de sueño que no acabé de espantar. Y así, convencido de mí y de ti, me dispuse a esperar tu llegada. Hay quien se pasa la vida esperando sin saber qué o por qué o para qué, sólo dándole vueltas al asunto pero sin sacar conclusiones. Yo tengo la suerte de saber que es a ti a quien espero, que tu espera se ha vuelto mi vida misma, y tú mi principal objetivo. Si supiera  cuándo habrá de terminar esta larga espera no lo soportaría, estoy seguro; es por eso que cada vez que conversamos te pido, te suplico, te exijo, no menciones fechas, que no me obligues a ser parte de convencionalismos de los que siempre, por fortuna,  he huido. La libertad, la imaginación, el libre albedrío, son mejores opciones, no tengo ninguna duda. Por eso, aunque ya estés aquí a mi lado, aún te espero…

martes, 19 de enero de 2010

Un bicho raro


Entonces era sólo un chamaco que creía en la amistad eterna, que esperaba con ansia las vacaciones para volver al pueblo y encontrarme con los amigos de siempre. Pero esa tarde no concebía que el trío de adolescentes con los que alguna vez compartí parrandas y novias, me arrebatara el libro de poesía dispuesto a prender la hoguera con él. No daba crédito: Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud serviría para cocer el caldo de pollo al chipotle que comeríamos en un rato (siempre que la embriaguez lo permitiera). Si se trataba de una broma, estaba bien, habían logrado sorprenderme, reconocí ofreciendo a mis viejos camaradas la opción del ingenio que no tenían. Pero era obvio que no tenían ni idea de la magnitud de su intención, su comportamiento inquisitorio era más bien producto del par de cervezas que llevábamos dentro.

La cosa pintaba mal, muy mal.

—Dame el libro, Hugo –dije con esa seriedad mamona de la que aún hoy no he podido desprenderme.

Hugo detuvo su carrera, confundido.

Pachó abrió los ojos desorbitadamente como si esto lo ayudara a oír mejor.

A Mangas le valió madres el comentario e hizo un hueco en el montón de hojarasca.

Las manos me temblaban de coraje; hebras de sudor comenzaban a arañar mi rostro amenazante.

—Ahí está tu chingadera –dijo Hugo arrojando el libro con desprecio-. Tanto desmadre por un pinche librito que ni dibujos tiene.

Lo devolví a la mochila de donde no debió haber salido (al menos no en ese momento).

—Haber cómo le haces para encender el fuego, pinche Mane; las ramas están húmedas y no agarran –dijo Mangas aventándome la caja de cerillos.

Tras aquel incidente la relación entre nosotros no volvió a ser la misma, era como si mi negativa a permitir que Arthur Rimbaud sirviera de combustible para preparar el caldo de pollo para cuatro adolescentes ebrios, fuera más que una afrenta a la amistad. Para Hugo, Pachó y Mangas estaba claro que no podían confiar en un bicho raro que gustaba de leer poesía.

la mujer del sueño (I)

Estaba convencido que ella era la mujer del sueño pero no despertó para comprobarlo; todavía sigue dormido.