Abrazado al cuerpo exangüe de Patroclo, Aquiles lamenta el momento en que dejó la lucha contra los troyanos. Llora y se derrumba en el vacío del lecho que llenaron juntos. Desamparado, el valeroso Aquiles no es más que aquella mujer que el astuto Odiseo trajera de la corte del rey Nicomedes.
Imagen de Miguel Condé: La muerte de Patroclo.
5 comentarios:
Excelentísimo José Manuel
Afectuosamente
Patricia
Que bueno que te haya gustado, Patricia. Por un momento pensé que, dada la temática de la mini, hubiera sido evitada por los visitantes.
Anónimo, gracias por el link, ya se agregó al nombre de Miguel Condé. Saludos.
Uno de los grandes amores de la historia ha sido descrito magníficamente aquí, gracias.
Diego: gracias por tu comentario, una historia que por sí misma merecería un libro.
Saludos.
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