A manera de bienvenida para la pequeña Ixchel
―Era una noche calurosa, embelesada por la luna dormí con la ventana abierta. Meses después naciste tú.
La niña sacó la cabeza de entre las manos de mamá que la peinaba, y la miró tiernamente.
―¿Entonces mi papá es la luna? ―balbució emocionada.
―Claro que no, mi amor. Ella era alcahueta. Debe ser el fauno que a veces merodea por el jardín ―acaricia los cuernecillos incipientes que estorban su peinado, el pelo hirsuto de su pequeña―. Pero basta de charla que llegarás tarde a la escuela.
Imagen: J. M. Ortiz Soto, La pequeña Camila Ixchel en su primer día.
7 comentarios:
FELICIDADES!
ES HERMOSA, UN ABRAZO
Qué niña más linda; la historia también lo es, linda, tierna y con su poquito de humor.
Lala, gracias por tu comentario. También un abrazo.
Elisa, se siente muy extraño eso de ser abuelo; pero he aquí otro motivo para escribir.
Felicidades por tu nombramiento; bien merecido.
Me imaginaba que la niña era muy importante para ti, pero no que era tu nieta. Qué suerte tiene esa chiquitina, cómo va a disfrutar con las historias que le va a contar su abuelo.
Lo del nombramiento... me asusta la responsabilidad, vamos a ver cómo me desenvuelvo.
Disfrutad mucho a la nena, un abrazo.
Felicidades, José. Novalis decía una frase que me encanta: "Donde hay niños, hay una edad de oro."
El micro es muy bueno.
Saludos.
Delicado y precioso relato. Rebosa sensibilidad.
Emocionados saludos.
Elisa, amo a mis hijas, pero esa chiquilla encontró otro amor que estaba guardado por ahí. Tu calidad como cuentista es indiscutible, será de gran enseñanza para el taller, te lo aseguro.
Gabriel, excelente percepción la de Novalis (al fin poeta). Gracias y un abrazo.
Gemelas del sur, doblemente gracias por rondar este sitio.
Abrazos.
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