domingo, 17 de julio de 2011

Conclusiones


Saqué una latita de sardinas y se la ofrecí. El mendigo la miró con repulsión, como si fueran restos de comida de la semana. Hubiera querido penetrar sus ojos grises y mirar adentro, confrontarlo… pero dio la vuelta y echó a andar, llevándose consigo el desprecio que sentía por un pobre tipo que ―seguramente por economía― le privaba de un bocado de atún.

Imagen tomada de la red.

6 comentarios:

Pablo Gonz dijo...

Ambos seguirán siendo pobres for ever.
Abrazos fuertes, José Manuel.
PABLO GONZ

Rosìo dijo...

pues si...muy bueno...abrazo

josé manuel ortiz soto dijo...

Pablo, ni cómo ayudarlos.
Recibe un saludo.

josé manuel ortiz soto dijo...

Hola, Rosio. Que bueno que te gustó.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Limosneros con garrote, les decimos en México.

josé manuel ortiz soto dijo...

Así es Yun, y los hay muchos.

Un abrazo.