Para mi padre Fabián Ortiz V, a 35 años.
Tu papá ha muerto, dijo la mujer cuando el chiquillo abrió la puerta. Un zumbido de voces pétreas rebulló en su cabeza y se encontró corriendo en una fría mañana sin principio ni fin. Los ojos llorosos y el vacío creciendo en su interior, buscaba con desesperación una imagen de su padre de dónde asirse. Pero todas tenían ya el rictus vago e inexpresivo de la muerte que acompañaría desde entonces sus recuerdos.
Imagen tomada de la red.
14 comentarios:
Lo más crudo es simplemente el primer enunciado. Demasiado directo para olvidarse.
Yo, en cambio, creo que pasado el primer momento de conmoción y dolor, los recuerdos de los buenos momentos ganan.
De modo que, como no te doy la razón, veo que el niño (aunque esté huérfano) podrá recordar con su madre y con una sonrisa.
Un beso, Luisa.
Yunuén, me recuerda el comentario de una amiga que decía que la vida está hecha de recuerdos de color blancos y negros; que todo era una mezcla de ambos. Un abrazo.
Luisa, como decía en el comentario anterior: la vida no puede ser ni toda blanca ni toda negra. Y sí, nuestro propio instinto de conservación nos lleva hacia el lado conveniente.
Un abrazo y gracias por comentar.
Helada mirada de olvido, que se aleja de su figura sin avisarme, sin apenas sentirlo.
Blogsaludos
La muerte imprime un sello en el que recuerda al fallecido. Real y desolador.
Abrazos varios.
Dudo si hubiera sido más conveniente no contemplara la muerte en el rostro de su padre y así guardara su último recuerdo vivo.
Besos a pares.
Adivín, el tiempo puede borrar una imagen o, por el contrario, darle nuevas formas. Y si a ello agregamos los sueños, todavía más,
Un abrazo.
Lola: el concepto de muerte en el niño es extraña: no existe hasta que no muere alguien cercano, o cuando un niño fallece. Yo tendría seis o siete años cuando vi a un niño muerto: fue impresionante.
Un abrazo.
Gemelas: muy cierto. Una costumbre mía es no ver muertos a mis conocidos; prefiero conservar de ellos el recuerdo vivo. La imagen de una persona muerta es muy fuerte y puede estar por encima de todo.
Un abrazo doble.
Los recuerdos...abrazo.
Fuerte y redondo, en el sentido de acabado, completo. Me imapactó. Ese recuerdo no se borra nunca, sin embargo, ya hablando de vivencias personales, uno también recuerda otros momentos, la visión de la muerte no mata los otros recuerdos. Saludos, hacia tiempo que no entraba a los blogs amigos.
Rosío, así es amiga.
Un abrazo.
Gracias, Miriam.
La vida siempre será una mezcla de recuerdos: buenos, malos, intrascendentes... lo importante aquí es como los combinamos.
Un abrazo. Un gusto verte por acá.
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