Por fin se decidió a abrir el arcón donde por años fue guardando las cartas y recuerdos que le dejaron los amores pasajeros. Mientras las llamas cobraban fuerza y arrasaban con las sobras del pasado, una onda gélida invadía su pecho.
Imagen tomada de la red.
7 comentarios:
Por muy convencidos que estemos de estar haciendo lo correcto, el romper con parte de nuestro pasado siempre trae consigo sentimientos encontrados e inesperados.
Saludos!
Miguel: nunca debemos deshacernos del pasado, creo yo, porque entonces estaríamos perdiendo mucho de nosotros.
Un abrazo.
Cierto, José Manuel, no sólo no debemos, sino que no podemos, aunque creamos que rompemos con el pasado, eso es imposible, nosotros somos nuestro pasado, presente y futuro, no podemos eliminar nada porque nos eliminaríamos a nosotros mismos. Aunque haya trozos que nuestra memoria intenta borrar, o logra borrar, siguen dentro nuesro...
Un abrazo, Miriam Chepsy
Una verdad con fuerza poética, dos veces bella
Miriam: quitarse un trozo de pasado es como amputarse un brazo o una pierna, sin importar qué bueno o malo haya sido. Y sí, como dices, somos todo el tiempo.
Un abrazo.
Patricia: viniendo de ti, vale como por veinte veces.
Un abrazote.
La condición para que el fénix resurga de sus cenizas es poseer un corazón de hielo.
Publicar un comentario