Despertó
intranquilo: por su cabeza naufragaban piezas de un sueño imposible de armar.
Tomó de la bolsa de la chamara la cajetilla de cigarros y el encendedor. “No deberías
fumar aquí adentro”, le reclamó su mujer, señalando la cuna del bebé. “Ya
vuelvo”, dijo el hombre. Pero en cuanto abrió la puerta, una gigantesca bocanada
de agua entró al grabado, y arrasó con la habitación, la casa y la ciudad.
Inundación,
aguafuerte de Salvador Almaraz López, Irapuato,
Gto., 18/08/1973.
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