De vez en vez en la escarpada ladera
de una montaña o en el llano, antiguos pueblos y ciudades perdidos escarban la
tierra que les ha caído encima y asoman a un tiempo que ya no
es el suyo. No ven más a los guerreros de cabezas rojas y huesos negros que las
fundaron y defendieron de los invasores. Las noches a la intemperie
ahora son frías y rebosan de silencio; y cada nueva y estéril mañana, se
consumen bajo un sol que lo lastima todo. A El Cóporo, en la Sierra de Santa
Bárbara, lo embarga la emoción cuando un viajante se acerca por el camino de
Ocampo: desea fervientemente contarle cómo era su vida en otro tiempo.
2 comentarios:
Debe ser triste tener la certeza de que nada de lo que hagas podrá superar algo que hiciste en otra vida.
Será cuestión de encontrar alguien dispuesto a escuchar...
Saludos,
J.
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