Las
palabras son nudos en la punta del cabello por el que su madre pasa un peine
estrecho y tira, tira, sin importar sus gestos, primero, luego sus reproches, y al final sus lágrimas; le dice que ser mujer tiene su precio, y consecuencias,
que la vida es muy cabrona y para sobrevivir debe aprender a cepillarse bien el
pelo y guardar las palabras, que solo son como nudos.
Imagen tomada de la red
Imagen tomada de la red
5 comentarios:
Diego: por desgracia, muchas veces somos complacientes con nuestro destino, o al menos es la postura de nuestro personaje en esta historia.
Va un abrazo.
¡Excelente micro, Doctor, a pesar de la extrema dureza que encierra. Esta es una pieza que lleva a la reflexión, que no sólo no nos deja infiferentes, sino que nos hiere porque nos estampa una realidad que -generación tras generación- no acabamos de cambiar.
Un abrazo,
El pelo trenzado como tantas modas tuvo su evolución. No existía los suavizantes, y se usaba mucho el cabello recogido por temor a los piojos. Por mucho tiempo desenrarse el pelo fué un acto de valentía, y el cabello un signo de coquetería.
Horas al sol para secarse el cabello.
La mujer se fué liberando lentamente, tengo como testigo muchas fotos de familiares míos que así lo atestiguan. Hoy no se justifican esos tirones. Perdone el comentario duplica su buen microrelato y aporta muy poco.Sucede que su escrito,me trajo muchos recuerdos de dichos de mis abuelas.
Stella: bienvenido tu comentario. Este tipo de situaciones no deben de ocurrir en el ámbito que sea.
Va un abrazo.
Pedro,por desgracia así es: se dice que la mujer es la culpable del machismo de los hombres, pero también del sometimiento de la mujer. Por fortuna los tiempos cambian, pero se siguen repitiendo esquemas.
Va un abrazo.
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