La minificción debe entenderse como la fábula del águila que sujeta con sus garras a una tortuga, donde tú eres la tortuga que disfruta del vuelo, emocionada; el vértigo de la caída en picada te toma por sorpresa, pero te mantienes estoico hasta el final, con la esperanza de que algo favorable suceda antes de que te estrelles contra el piso.
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