miércoles, 15 de enero de 2014

En tránsito



Me encuentro en una sala de aeropuerto. Nada me dice por qué estoy aquí. Las horas pasan. Aviones aterrizan o despegan. Nuevos pasajeros cruzan la aduana y se confunden con los miles de personas que van y vienen por los largos pasillos. Un guardia se acerca y me dice que no puedo estar más tiempo aquí, que siga mi camino. Además,  señala las plumas que asoman por debajo de mi gabardina, no olvides que fue un ángel suicida el que provocó  la caída del Concorde.

4 comentarios:

Nel Morán dijo...

Siempre hay algo divino en la escritura.

Saludos

Patricia Nasello dijo...

Qué placer es leerte, José Manuel. Siempre.

josé manuel ortiz soto dijo...

Nel: creo que en las artes, en general, hay mucho de divino. Desde luego, es la escritura la que a nosotros nos apasiona.

Un abrazo.

josé manuel ortiz soto dijo...

Patricia: El placer es mutuo, aunque a veces las múltiples ocupaciones nos quitan un poco de tiempo. Pero aquí seguimos.

Un abrazo grande.