A punto de ser devorado por la jauría de perros, desperté. Pero fue sólo para darme cuenta que en mi ausencia, ante las constantes quejas de los inquilinos ―yo incluido―, la casera había contratado los servicios de un exterminador de plagas.
Imagen de Stephanie Smith: Acteon and Diana.
10 comentarios:
Miedo me da lo que la casera considere una plaga.
Esperemos que no maten bichos a cañonazos. Extraño sueño premonitorio.
Besos a pares.
Muy bueno, deja interrogantes abiertas y alguna amenaza de respuesta, pero sin certezas. Queda bailando dentro. Me gustó.
Un abrazo, Manuel.
'yo incluido' Inquietante micro, con más preguntas que respuestas y un escalofrío, una amenaza que recorre el texto.
Me encantó.
Un abrazo
Manú, desde luego: habría que ver lo que es para cada quién una plaga. Tengo un cuento donde un externidador de bichos escucha decir que los "internos y residentes del hospital se han vuelto una plaga" y ya imaginarás las consecuencias. Un abrazo y mucha suerte con tu libro.
Gemelas, aquí cabría un dicho que dice "cada quien tiene su método para matar pulgas". Pero sí, los cañonazos son terribles, no discriminan al objetivo. Abrazos.
Alberto, en los concursos (pocos) en que participo o en los talleres a veces tengo problemas por "la ambigüedad de mis textos", pero quizás como consecuencia de mi rama poética, me gusta dejar para la interpretación no un cabo, sino todos los que sean posibles. A final de cuentas el lector es quien sacará sus conclusiones.
Un abrazo.
Patricia, un texto inquietante te permite volver a él, aunque sea inconscientemente; es como una espinita que se queda clavada.
Un abrazo y un beso.
Este es de los microrrelatos que, cuando los lees, te dejan el escalofrío durante un tiempo en la espalda.
Besos de finde.
Gracias, Lola. Los textos de final abierto siempre andan por ahí en el subconsciente como ánimas en pena, buscando su final.
Un abrazo.
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