Con el corazón desbocado, Laura sonríe satisfecha; le mesa el pelo a su marido. Después de tantos años de vida conyugal, todavía no sabe de qué otra forma agradecer su empeño en la intimidad. Hoy fue el carnicero de la esquina quien la llevó al orgasmo.
Imagen tomada de la red.
6 comentarios:
Y con él no fingió. No lo necesitó.
Un saludo
Ji, ji, ji, pero nomás fue uno. Por eso le jala los pelos y ni así se para, ji, ji, ji...
Un abrazo.
Muy bueno!!! Ja ja ja, lo disfruté de cabo a rabo, o del rabo a los cuernos.
Un abrazo
Torcuato: supongo que no hacía falta. Un abrazo.
Adriana, veo que al fin quedó el comentario aquí: siempre me llegaba sólo al correo. Un abrazo.
Cristian: eso sonó como a torero triunfador. Un abrazo.
La mente es afrodisíaca.
Buen micro.
un abrazo, José Manuel.
Mónica, por fortuna la mente es mágica.
Un abrazo.
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