No sé en qué momento me
convertí en el amante de mi mujer, sólo sé que un día en sus conversaciones
telefónicas con “el otro”, ella evitaba toda referencia a nosotros… más bien a
mí. Que si salíamos a bailar, le decía que estaba en una reunión con sus amigas
de la facultad, que si su llamada interrumpía nuestra intimidad, le daba las
gracias por haberla despertado de una pesadilla… Quisiera darle más
detalles, pero Eugenia está como loca, dice que su marido ya viene para la casa,
sospecha que yo estoy aquí y trae un arma.
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