jueves, 4 de febrero de 2016

Naufragio en tierra firme


Terminó de escribir su enésimo libro y, al igual que hiciera con todos los libros anteriores, lo metió en un frasco de conservas y lo almacenó en la alhacena-biblioteca. Ese año, la temporada de ciclones fue especialmente cruel. Una mañana mientras trabajaba en la construcción de su nueva casa, recibió una carta: le comunicaban que su obra había merecido por unanimidad el Premio de Náufragos Lectores. "En breve le haremos llegar hasta su domicilio una considerable dotación de botellas de vino vacías y sus corchos", terminaba la carta.

No hay comentarios: