La niña echa a correr en dirección a la réplica en miniatura de la antigua Basílica de
Guadalupe, conocida entre los feligreses del pueblo de Coroneo como “La Villita”.
—Pero no te muevas de ahí, porque me
estaré asomando, eh —le advierte la anciana, y sigue su camino hacia la
iglesia.
Tendida de panza sobre el suelo
polvoriento, Mariana se apresura a tañer las campanitas; el sonido
que emiten, tenue y apagado, también es a escala.
—¡Ni creas que me había olvidado de venir a
visitarte! —dice con voz vibrante a la mujercita, igualita al recuerdo que conserva
de su madre, que asoma detrás de la puerta.
1 comentario:
Es interesante la forma en la cual las personas o en este caso una "Mujercita" cree en algo en lo cual sostiene su fe hacia un ser supremo.
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