Para mi sobrino Beto Gómez A., mimo
Como cada noche, comienza la difícil tarea de desprenderse de su personaje. Se saca los zapatos y las calcetas; desabrochado el cinto, el pantalón cae por su propio peso; después viene el saco y el suéter cuello de tortuga. Hay en los guantes algo de imperiosa necesidad y los deja al último: disfruta verlos desmaquillar ese rostro blanquecino al que tanto se ha aficionado. Solo entonces, cuando el sueño pliega ya sus ojos, puede volver a la condición de fantasma a la que fue condenado.
Imagen tomada del FB de Roberto Ávila.
8 comentarios:
leerlo es para mi: alguna calle del DF, es lagrimas, es noche y un depa solo, es cigarros... Gracias.
Hay veces que uno lee y dice: otro micro de fantasmas...
Y es que hay muchos.
Pero, por suerte, hay muchos buenos. Como este. Te felicito.
¡Saludos!
Veo que se te dan muy bien los de fantasmas. Este es muy inquietante. La imagen de los guantes se te queda en la retina, es un micro muy visual. Quería felicitarte también por tu hiperbreve finalista en Paseando con fantasmas de Páginas de Espuma, es excepcinal. Enhorabuena. Un abrazo.
Muy descriptivo, yo veo a alguien detrás de la máscara que lucha por desaparecer y seguir existiendo esperando un milagro..
Me ha gustado mucho
Saludos
Beto, muchas veces la realidad sirve para hacer ficción.
Un abrazo.
Sergio, tienes razón. Estuve tentado a dar otro giro, y si te fijas nunca menciono a un fantasma, pero aquí me dejé llevar por la historia.
Un abrazo.
Mar, realmente tengo muy pocos micros de fantasmas, pero el de Páginas de Espuma le fue muy bien.
Gracias por la felicitación y va una también para ti.
Un abrazo.
Gemelas, realmente detrás de las máscaras que usamos existimos... bueno, en realidad no sé si así sea, pero al menos tratamos de existir.
Un abrazo.
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