Hoy
pocos saben que la ciudad se llamaba Piedra Gorda. La leyenda que da significado
a tal nombre, en apariencia sin sentido, tiene su origen mucho antes de que Nuño
de Guzmán asolara estas tierras. Cuando jefes otomíes, chichimecas y toltecas gobernaban
desde un peñasco en forma silla, a las faldas del cerro Chiquihuitillo. Para acabar
con la idolatría e impedir cualquier sucesión de gobierno, los evangelizadores destruyeron
el trono rocoso y antepusieron al nombre original del asentamiento el de San
Pedro; quizá rememorando aquello de “tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia”. Muchos años después, Manuel
Doblado, soldado liberal de la Reforma y ferviente seguidor de don Benito Juárez,
se propuso reconstruir el antiguo trono y restituirlo a sus herederos naturales. Mientras tanto, la ciudad lleva su nombre.
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